Los “ pajaritos “ no pian,
“pican” para su bolsillo,
cayendo a veces simpáticos,
si no abusan.
Si engordan sin mesura
la bolsa, por excesiva “ gula “,
se convierten en “ pajarracos “,
que tragan a destajo.
Cuando se convierten en plaga,
conviene fumigar a los “ pajaritos ”
y “ pajarracos “ que, con su “ caca
“,
ensucian debajo de sus alas.
Vuelan a favor del viento,
en busca de cálidos lugares,
asentando sus reales
donde la “ manduca “ no les falte.
La gente, harta de humanos
pillastres y pillastrones,
calificados como “ pajaritos”
y “ pajarracos “, se solaza
bailando o escuchando la popular
canción infantil “ Los pajaritos “, de
la
benidormí María Jesús y su acordeón:
“Pajaritos por aquí, pajaritos por
allá,
la colita has de mover... “
La inocencia marca la diferencia.
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