Aburre repetir la misma “ canción “,
para el que la “ canta “
y el que la “ escucha”.
Reincidir en el mismo “ canto “
es obligación permanente,
para señalar lo que nos aflige,
aunque para nada sirva
ni se haga caso.
Aflige el estado de la Nación,
el pilotaje de su extraviado rumbo,
la tardanza en llegar de un nuevo
capitán,
-patriota, honesto y experto-,
que coja los mandos y nos salve
del cenagal en el que la bandera
pirata nos ha
metido.
Al desencanto hay que poner ilusión
y lanzar suspiros al cielo, para que
desaparezcan los nubarrones negros
que nos apesadumbran tanto.
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