jueves, 9 de septiembre de 2010

DE CREENCIAS RELIGIOSAS Y BELICISMO CONTRA ELLAS.

 

Hace pocos días se leía en prensa que en Rótova (Valencia) un muchacho, tras acercarse a comulgar, rompió por la mitad y arrojó al suelo la sagrada forma que el párroco de la Iglesia acababa de darle, lo que provocó que éste le diera un tortazo, recibiera otro del joven que acabó siendo expulsado de la Iglesia con una patada en el” culo” propinada por el sacerdote. Esta era, más o menos, la reseña periodística en la que se añadía que el cura, compungido, pidió perdón a los feligreses y pasó la noche en vela “rezando y llorando” por lo sucedido, desplazándose al pueblo otro sacerdote para confortarle y oírle en confesión.

La  incomprensible, por sacrílega, acción del  joven, sobre la que no se ofrecía motivación, lleva a presumir, ante falta de más datos, una posible alteración psíquica, aún momentánea, de causalidad desconocida o no explicada. La reacción  instantánea e improcedente del sacerdote cabe suponer que obedeció a irreflexivo impulso en desaprobación a la sacrílega acción; de ahí su arrepentimiento y dolor por el mal ejemplo al dejarse llevar por la ira.

Expuesto lo anterior pensemos qué hubiera pasado si este joven o un musulmán, hubiera ejecutado en una mezquita una acción que ofendiese los sentimientos,creencias o símbolos de los allí congregados para sus oraciones. Es fácil imaginarlo a la vista de lo que ocurre cuando alguien, de palabra,por escrito o en humorística viñeta, se mofa del profeta Mahoma; la “fatwua”, clamando venganza y muerte para el ofensor es dictada a la mayor rapidez.

No se debe compartir la pretensión del pastor de Florida de quemar públicamente ejemplares del Corán, como extraña respuesta al 11 S. Así no se llega a ninguna parte y se avivan gratuitamente odios. ( Irresponsable pretensión divulgada estos días por los m.c.s.)

Son rechazables las ofensas a toda creencia religiosa, ningún escarnio tiene justificación; pero el mensaje de Jesús es el del amor y el perdón. Que los cristianos a menudo olvidemos sus enseñanzas es harina de otro costal; lo importante es saber reconocer los fallos y procurar remediarlos. Hasta Él, en su condición humana sin dejar de ser hijo de Dios, en un momento preso de ira expulsó del Templo a quienes olvidando que era lugar de oración se dedicaban a la mercadería.

Conviene a veces mirar, observar y comparar y que cada uno saque las conclusiones; máxime ahora cuando a las ofensivas radicales islamistas se les ponen alfombras de hipócrita buenismo. Incluso el laicismo y ateísmo combativo contra toda religión, pero que casualmente se ceban más contra la Católica, bien podrían ser tolerantes si cesaran en su belicismo contra la Iglesia y Dios, aún teniendo el derecho a no creer. Al final es esencialmente cuestión de fe. ¿Es mucho pedir respeto? Hay diferencias entre el agnosticismo y la militancia activa laicista y anti deísta convertida , mira por dónde, en nueva “ religión”.

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