El 15 de Septiembre en el artículo “Sobre la huelga general”, de este blog, ya se trataba sobre este tema, al que se le dedicó el último párrafo del escrito “Animus Jocandi” de 12 de Mayo. Poco o nada hay que añadir a lo ya dicho, sobre cuyo asunto tanto se ha hablado en distintos niveles públicos, oficiales, organizaciones y m.c.s. Faltan pocas horas para su inicio, en que se juegan tantos intereses personales en perjuicio de la economía en general, sin cuestionar que este Gobierno se la merece y mucho más; pero no es el momento ni está “el horno para bollos”. De todos modos mañana a estas horas ya habrá finalizado sea cual fuere el seguimiento y para los siguientes días ya están consensuadas las correspondientes valoraciones gubernamentales y sindicales. Se destacará la normalidad de la jornada, minimizarán las actuaciones coactivas y violentas que puedan producirse, habrá baile de cifras y no faltarán leves reproches obligados al Gobierno, más fuertes al empresariado y a la Presidenta de la Comunidad de Madrid . Se emplazará al Gobierno a rectificar-ya se ha hecho-, éste dirá que ha recibido el mensaje y se inicia nueva etapa de reconsideraciones presididas por el franco diálogo y “pelillos a la mar”. La farsa y el coste económico ya se habrán consumado.
El avituallamiento y silicona, a costa del contribuyente, está preparado, como reservadas las mesas para la cena-celebración; durante el día hay que disimular, pues para eso se está con los trabajadores profesionales del escaqueo y agitación, con los que no dan golpe por ser liberados o por convencida predisposición , aunque cobran y en contra de los intereses de los auténticos responsables trabajadores. Estos últimos que tienen empleo, sean asalariados, autónomos, pequeños o grandes empresarios, que bien saben lo que es trabajar y el sacrificio que conlleva, no merecen para los vividores del cuento la consideración de trabajadores, en todo caso pelotas esquiroles o explotadores. Hay que continuar con la dialéctica trasnochada, aunque se les ha visto hace tiempo el plumero. Para el desempleado a su pesar, queda aplazada la solución.
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