Conocida es la polvareda levantada a raíz de lo dicho por el popular Miguel Arias Cañete, al ser preguntado en Antena-3 sobre el debate televisado que tuvo con la socialista Elena Valenciano, con motivo de la campaña electoral para las elecciones al Parlamento Europeo, en el que, conociéndose su trayectoria y valía, no dio lo mejor de sí y lo de que él se esperaba; máxime si se compara el currículum de uno y otra. En la citada entrevista, posterior al debate, vino a decir que un debate político entre un hombre y una mujer es muy complicado, porque si el hombre demuestra superioridad intelectual o la que sea da una impresión machista ante una mujer indefensa.
Y, claro, a tal frase, políticamente incorrecta según extraños y muchos propios o afines, se han agarrado sus adversarios políticos, especialmente el PSOE, para enarbolar el banderín de enganche del voto femenino, tildándole de machista, e incluso algunos de fascista y nazi, cuando la personalidad y perfil de Arias Cañete no se corresponde con ninguno de esos estereotipos. Mas bien se trata de un hombre del centro-derecha moderno europeo, que rezuma bonhomía y caballerosidad. Pero, como reza el dicho, " el mejor escribano echa un borrón".
La cosa es que deslices desafortunados elevados a la condición de categoría, que en otra parte no superarían la mera anécdota o el comentario inadecuado, si no fueran orientados por torpes o retorcidas intenciones, dan mucho juego para que el contrincante político focalice la atención sobre ellos, a falta de otras razones convincentes.
El borrón parece que se va diluyendo, y a ello ha colaborado el PSOE, sin proponérselo, por su reduccionista sobreexplotación.
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