La Justicia es lenta, pero en su reposado avanzar acaba imponiéndose. Precisa de la serenidad y las no injerencias para poder pronunciarse con la reflexión ponderada sobre los asuntos que tiene que dilucidar. Es sensible al clamor social contra la corrupción y presta especial atención a tales casos, complejos de por sí, con la ecuanimidad y exhaustivo estudio de los asuntos sometidos a su consideración.
Así ha actuado el Tribunal Superior de Justicia valenciano- tras la previa y larga investigación-, que abrió juicio oral contra el que fue Conseller con sucesivos presidentes autonómicos- uno socialista y los posteriores populares, salvo en el actual de Fabra-, y lo ha condenado a 8 años de prisión y a otros 20 de inhabilitación por tráfico de influencias, prevaricación, falsificación documental y malversación de caudales públicos. También ha recaído sentencia condenatoria contra algunos cargos que de él dependían y contra un amigo empresario.
La sentencia, susceptible de recursos ante el Tribunal Supremo, ha sido especialmente ejemplarizante, sin dejar de ser justa, por tratarse de dinero público para ayudas al Tercer Mundo, que acabó desviándose, en su mayor parte, para favorecer a su amigo empresario Augusto César Tauroni.
Diversos órganos jurisdiccionales se han pronunciado sobre distintos casos de corrupción, y hay muchos otros en investigación, pendientes de finalizar la instrucción o a la espera del juicio oral; pero esa sensación de impunidad que se respiraba, en lo tocante a altos cargos, va desapareciendo paulatinamente. ¡ Bienvenido sea el aviso a navegantes !, que deparan sentencias como la referida. Con muchas como ella, se cuidarán los tentados en abocarse a las prácticas corruptas, promoverlas, fomentarlas o consentirlas; aunque siempre, por la condición humana, habrá quien no escarmiente en cabeza ajena.
Si a lo anterior, se pone especial cuidado en vigilar el recto uso de los caudales públicos, y en la elección de las personas que los manejan y deciden, se conseguiría uno de los principales logros para la regeneración democrática y la higiene política. En ello parece que se está y hay que seguir avanzando.
Pienso que la justicia no necesita adjetivos
ResponderEliminarLa justicia no tiene porque ser ejemplarizante
No se dicta sentencia para dar ejemplo, lo que supondría más dureza de la que en justicia le corresponde.
Basta con ser justos
En lo de la Caja del Penadés han tenido que devolver el dinero íntegro para evitar ir a prisión.Si esto se generalizara en otros casos parecidos ya iría la gente con más cuidado.
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