viernes, 20 de junio de 2014

LOS IRACUNDOS DEL PEDAL.

 

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Sufrido peatón: ten cuidado por dónde caminas al pisar la calle; no te confíes al andar por la acera si linda con un carril bici, pues un descuido o algún obstáculo puede llevarte, aun por segundos, a poner tus pies tras la raya fronteriza y, de sopetón, ser blanco de la faltona ira verbal de algún ciclista que se cree exclusivo dueño y señor de la misma. No es lo corriente, pero se va notando el goteo de los iracundos del pedal, que desahogan su agresividad y mal carácter contra el viandante que ha osado invadir su predio.

Y es que hay especímenes que salen de sus casas amargados y predispuestos a amargar a quien se cruza en su camino. Estamos acostumbrados a los que así se comportan, protegidos en su castillo de cuatro ruedas, que no disculpan un desliz de otro conductor y van permanentemente en busca de la gresca; pero no podíamos sospechar que de entre los que se desplazan o hacen deporte con el biciclo, que no contamina la atmósfera, surgieran gérmenes de maleducada prepotencia, al acecho del caminante cogido in fraganti para lanzarle improperios de grueso calibre, degradando con ello las normas básicas de convivencia y tolerancia.

El que no quiera complicarse la vida debe hacer oídos sordos y no entrar al trapo, pues cuando uno no quiere, dos no se pelean; y las trifulcas, como las guerras, se sabe cómo empiezan pero no cómo pueden acabar. En caso de que la advertencia o el reproche recibidos no sean desproporcionados ni ofensivos, limitarse a decir perdón o a hacer un gesto de disculpa.

De todos modos, hay que evitar, dentro de lo posible, pisar el carril bici o caminar por él; algunas ordenanzas municipales sancionan lo último, y aunque hay controversia y diferentes interpretaciones sobre ello, las arcas de los ayuntamientos están vacías y hay avidez en recaudar. Al menos, los improperios son palabras, y estas se las lleva el viento si uno quiere.

1 comentario:

  1. El problema es de la mala educación que demuestran cada vez más personas,gente frustrada y amargada,que defiende su parcela como el conductor del coche su cubículo.
    Ambos se sienten protegidos contra el intruso,y se comportan como los animales para defender su territorio.Son instintos primitivos y de animal.

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