Son pocos los que se atreven a ser “ El llanero solitario “ y enfrentarse “ Solos ante el peligro “. La mayoría escurre el bulto, camuflándose entre la multitud y el pretendido anonimato de las redes para expresarse y discrepar sobre lo que no les gusta o convence. “ Por un puñado de dólares “ se cometen traiciones y se hacen “ Amores prohibidos “. “ El juez de la horca”, aburrido y sin soga, añora “ Lo que el viento se llevó “, temiendo que surja “ El justiciero de la noche “. “ El niño de las monjas “ se ha quedado sin poder torear y es satanizado por los animalistas. Los descreídos pasan de “ La hermana San Sulpicio, Marcelino Pan y Vino y Santa Rita”. En este sinvivir político, cada cual elige quien es “ El bueno, el feo y el malo “.
Estas y otras películas han servido para hacer más llevadero el confinamiento domiciliario, aunque nos ha hecho recordar “ El niño del pijama de rayas”. Como el repertorio es amplio y variado, el telespectador tiene la carta a su disposición, guiándose por el género preferido. La realidad supera la ficción, y la “ Psicosis “ se ha generalizado. ¿ Para cuándo el “ The end “ de la pandemia ? Como se dice que pueden haber reproducciones, mutaciones o la llegada de otros nuevos virus, la tensión permanece ante la eventualidad de “ Volver a empezar “. Pase lo que pase, y mientras el cuerpo aguante, hay que “ Españolear “.
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