¡ Menuda losa nos aplasta !
La de este Gobierno manirroto y
déspota.
Presume de progresista, tolerante
y gobernar para todos,
pero hace lo que le viene en gana.
A fuerza de martillearnos,
desvalidos ante su prepotencia,
corremos el riesgo de resignarnos
y, temorosos, no plantarle cara.
No repara en lo moral y justo;
nos fríe a impuestos,
degrada y enfrenta a la sociedad con leyes
inicuas.
A los que le aplauden los estima y
premia,
a quienes le critican los denosta y
castiga.
Pretende que se considere normalidad
política
el salto al vacío sin paracaídas.
Se cree impoluto, libre de toda
mancha,
sin reconocer en su gestión ninguna
tacha.
Esquilma a los trabajadores y empresarios
decentes,
recauda lo indecible, reparte a capricho,
tanto esté nublado o brille el sol.
Hace la vista gorda con esa economía
sumergida,
que engorda el salario recibido con
otros
menesteres no declarados,
y la de los que laborando, cobran el
paro.
Otorga subvenciones inmerecidas
a los pícaros que fingen escasos o nulos
recursos;
engrasando más la maquinaria
propagandística,
para captar votos cautivos y seguir
gobernando.
Difícil lo tiene, pero si lo
consiguiera,
se avanzaría hacia el modo de
gobernar
de las llamadas repúblicas bananeras.
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