Padecemos un exceso de visceralidad, apasionamiento y parcialidad, que impiden el equilibrio racional y emocional requerido al opinar sobre hechos y personas. Por el contrario, andamos cortos de ecuanimidad, ponderación y rectitud de juicio al respecto. Ello nos lleva a arremeter, con causa o sin ella, contra lo que nos desagrada y no se acomoda a nuestros deseos y formas de pensar, sin reparar en la parte de razón que puede asistir a los demás y con los que discrepamos. Esta obcecación, mantenida a maza y martillo, se transmite de arriba hacia abajo y en nuestro entorno, infectando a todo el cuerpo social.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
domingo, 11 de septiembre de 2022
VISCERALIDAD Y ECUANIMIDAD
Es correcto y se debe disentir sobre lo que se
considera nocivo y perjudicial para el bien común, atenta a las legítimas y
profundas convicciones personales o de grupo. Incluso manifestarse para
defenderlas y denunciar agravios, pero guardando siempre las formas y sin
faltar. Esto requiere un ejercicio equilibrado de discernimiento y moderación,
en el que tantas veces fallamos sucesivamente, pese a los propósitos encomiables
de no reincidir. Así es la condición humana y su asignatura pendiente, por mucho
que nos pese.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario