El silencio y la pasividad ante la persecución cristiana en diversas partes del mundo, claman al cielo. El indignado clamor popular es inexistente, salvo en los lugares y por parte de quienes sufren tales atrocidades si es que les quedan fuerzas para gritar ¡basta!. Mientras se discute si son galgos o podencos y los "Pilatos" de turno se lavan las manos, no hay un Mateo que, ante tanta indiferencia e inhibición, nos haga decir: "caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos" la sangre inocente derramada; pero salpicarnos ahora y a las generaciones venideras, sí que salpicará.
Hoy se celebra la festividad del "Corpus Christi", día del amor fraterno y la colecta parroquial va destinada "Cáritas" que no da abasto para atender las crecientes necesidades de quienes llaman a sus puertas. El número de ellos y las básicas carencias causa alarma e indignación; situaciones de angustiante precariedad impensables hace unos años. El robo, malversación y despilfarro de caudales públicos, las malas prácticas financieras, el embaucamiento induciendo a hipotecarse de por vida a quien difícilmente podría pagar la deuda , la avaricia especuladora y el egoísmo, han llevado a la miseria y al desempleo a millones de personas en España. Los principales culpables de tanta calamidad, que el actual Gobierno trata de reconducir, se irán de rositas y, aún en un día tan señalado como hoy, resulta humanamente difícil el perdonarles pues sí sabían el mal que hacían.
Esta tarde juega la Selección Nacional el primer partido de la Eurocopa. Todos deseamos que gane el encuentro deportivo, llegue a la final y se alce con el triunfo. Ondearán banderas de España y está visto, se comprobó en los últimos mundiales, que es un elemento catalizador que nos une, séase o no aficionado al fútbol, y hace vibrar el orgullo de ser español. Colgaremos la Bandera en el balcón para estar con nuestra Selección, animar al vecindario del barrio a hacer lo propio y, ¿por qué negarlo?, para hacer civilizadamente la puñeta a los nacionalistas-separatistas que se los llevan los demonios al ver los colores de la enseña patria o al oír sonar los acordes del himno nacional.
Un dicho reza que “ hay que estar a las duras y a las maduras”, al que apostillamos que gana en nobleza y bien obrar quien está junto al injustamente perseguido, al necesitado y al afectado por la desgracia. Con Dios y España siempre, sea en tiempos de alegría o de aflicción.
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