miércoles, 27 de junio de 2012

A GRANDES MALES, ANTIGUOS REMEDIOS

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El Ministerio de Sanidad, en su política de ahorro farmacéutico, ha elaborado una lista de medicamentos indicados para síntomas menores que, salvo las excepciones en caso de graves enfermedades en las que puedan ser de utilidad, tendremos que pagar los pacientes. Con aquellos medicamentos se trataba de paliar o curar achaques leves o moderados, más o menos pasajeros y por tanto no asociados a patologías graves, como el exceso de secreción gástrica, estreñimiento, diarreas,hemorroides, psoriasis, inflamaciones traumáticas, ansiedad leve, tos,etc.

Muy mal tiene que estar la cosa cuando se adoptan decisiones de este tipo, aunque hay que reconocer que se ha abusado sin necesidad, incluso fraudulentamente, en el acopio casi generalizado de medicamentos e insostenible carga para las arcas públicas del Sistema Nacional de Salud. Así pues, tenemos dos opciones para cuando precisemos un medicamento de los reseñados en la lista: pagarlo de nuestro bolsillo o acudir a los remedios caseros de toda la vida- las recetas de la abuela y no precisamente gastronómicas- para combatir nuestros pequeños  males, siempre molestos y a veces puñeteros.

Numerosas son las alternativas domésticas y naturales para cada dolencia,habiéndolas hasta polivalentes: infusiones, aplicaciones de calor o frío, mezclas de vegetales diversos, gárgaras, inhalaciones del vapor de agua hirviendo mezclada con menta, ajo,azafrán, miel y dejamos de enumerar porque el número de preparados y mezclas es demasiado extenso, casi tanto como el de las abuelas que nos precedieron. Hablan del agua de Carabaña y el agua del Carmen que en ninguna casa faltaban.

Habrá que ponerse al corriente de los antiguos remedios caseros y hacer algún cursillo acelerado de hortalizas, frutales y botánica para distinguir los productos de cultivo, los silvestres y sus benéficos efectos, pues al fin y a la postre las medicinas se obtienen del reino vegetal. En su búsqueda iremos al campo y a la montaña, con lo que haremos moderado ejercicio que bien viene para el corazón y articulaciones.

Cuando antaño se recurría a estos remedios caseros, la mortandad por causas naturales afectaba más a los hombres ya que las mujeres siempre han sido más longevas, y en ocasiones se atribuía a un "cólico miserere" o "un mal aire",  cuando el fatal desenlace no se esperaba, o el después difunto iba consumiéndose poco a poco. Por cierto, era rara la casa en donde no habían insecticidas y raticidas para eliminar estos bichos. Con el progreso se vive más tiempo, las enfermedades se diagnostican mejor y están rebrotando algunas que dábamos por desaparecidas.

No hagamos un drama, tenemos la solución: a grandes males, antiguos remedios. Publicamos lo escrito, al que hemos pretendido darle un ligerísimo toque de humor, cuando falta poquito para que nuestra Selección Nacional se enfrente con la de Portugal; no sea que se tuerzan las expectativas y el ánimo, después del encuentro, no esté para bromas.

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