Al morir sin descendencia el Rey de España Carlos II, último monarca de la dinastía de los Habsburgo, se inició la guerra por la sucesión al trono que duró desde 1701 a 1713. Los pretendientes a la Corona, el francés Felipe de Anjou y el Archiduque Carlos de Austria, tuvieron sus respectivos partidarios internos, los de las Casas Reales de las que eran descendientes y el apoyo-alianza de otras naciones, Entre éstas y a favor del Archiduque estaba Inglaterra que ocupó Menorca (1708), posteriormente recuperada y, ya antes, en 1704 una escuadra anglo-holandesa asedió Gibraltar que se rindió dos días después .
El Peñón de Gibraltar, con su plaza fuerte, fue ocupado en nombre del Archiduque Carlos. La guerra se inclinó a favor de quien reinaría bajo el nombre de Felipe V, sucediendo los Borbones a los Austria en el Trono de España. Inglaterra se quedó con Gibraltar, resistiéndose a su devolución a España y así hasta ahora, pero ampliado el pillaje al saltarse a la torera lo acordado en el tratado de Utrecht de 13 de Julio de 1713 que, entre los diversos compromisos sobre la cesión de Gibraltar a Inglaterra, figuran los siguientes:
"El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno."
"Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla."
Se cedió la roca y su puerto interior, no contemplándose más tierra que el peñón y torreones defensivos, ni otras aguas marítimas que las del interior del puerto y bocana de acceso al mismo. No obstante, con el paseo del tiempo, ocuparon el istmo, tierras contiguas al peñón, levantaron aeropuerto y pista; todo porque sí y en territorio español. Por si no era bastante el latrocinio, siguen rellenando con tierra las costas españolas lindantes con Gibraltar, reivindican un inexistente derecho a " su mar territorial " y acosan a los pescadores españoles de la Línea y Algeciras que faenan en las aguas próximas al peñón.
Diversas resoluciones de las Naciones Unidas instando a la descolonización y a que España y Gran Bretaña entablaran conversaciones para poner fin a la misma, respetando los intereses de los gibraltareños, no han respondido a las exigencias españolas avaladas por la ONU, debido a las negativas y marrullerías británicas y gibraltareñas. Encima van de víctimas, provocan y dicen son provocados, envían sus patrulleras a obstaculizar el trabajo de los pescadores, cuyas vidas corren peligro por intimidatorias aproximaciones, se quejan de la protección que la Guardia Civil del Mar da a los nuestros y ellos amenazan con la Royal Navy.
Gibraltar es la única colonia existente en Europa y un paraíso fiscal refugio de los dineros ganados con todo tipo de tráficos ilícitos, los procedentes de la evasión de impuestos, el blanqueo de capitales y, su puerto, un consentido coladero para el contrabando. Una vergüenza escandalosa que España debe de seguir denunciando en todos los foros, sin cesar de reclamar su devolución para ejercer sobre la roca la soberanía que le corresponde. Nadie se opondría a un estatus especial para los llanitos y a posibles acuerdos con Gran Bretaña en asuntos de interés común, pero desde un Gibraltar español.
Ya quedó en el olvido lo de la " pérfida Albión", ahora nos proclamamos amigos de Gran Bretaña. Sigue la herida abierta y no es un asunto para liarnos a mamporros; se impone continuar la diplomacia con aquella, sin bajar el listón en la exigencia por la devolución. Hay que seguir insistiendo ante la ONU y la Unión Europea para ver si, de una vez, se empieza a desmontar el tinglado del dinero negro e ilícito comercio en Gibraltar y se nos devuelve lo que ha sido robo y expolio continuado.
Después de tantos años, se ha comprobado que la diplomacia en estos casos no sirve para nada.
ResponderEliminarYo enviaría a la legión y sacaría de allí a todos los ingleses y los deportaría a las Malvinas para que disfrutaran de un clima más calido.