Hace pocos días el homenajeado por jubilación, en su emotivo discurso de despedida elogió a un amigo, terminando con: " En Huesca me lo mataron". Ese " me lo mataron" no pasó desapercibido, lo hemos retenido para la reflexión. No dijo " lo " mataron, utilizó el " me", cual si de un padre o un hijo se tratara y le fue arrebatado de por vida.
Según aclararía posteriormente al preguntarle, el vil crimen ,perpetrado por ETA, ocurrió en Octubre de 1979, cuando el amigo y cuasi padre se dirigía a su casa, en un fatídico mediodía, a la que nunca llegó por cruzársele los cuervos en el camino. Fría quedó la comida sobre la mesa y gélido el corazón del amigo al enterarse del suceso. Han pasado los años y no lo olvida. El amigo no se fue, se lo arrebataron para siempre.
Tras la comida-homenaje abandonamos el local con el " me lo mataron" rondando por la cabeza. que aún perdura. Hemos rebobinado en la memoria cayendo en la cuenta que se habla de las víctimas del terrorismo, que a fulanito lo mataron o secuestraron, sin reparar que son nuestras víctimas en sentido de pertenencia, tanto las que fueron objeto directo de la acción criminal como las que llevan el sufrimiento provocado por aquella en razón de parentesco, amistad o conocimiento.
En los años de su sangriento historial , ETA ,creada en 1959, ha asesinado cerca de 900 personas, sin importarle edad, sexo ni condición; entre ellos 25 niños, 25 féretros blancos. La primera victima mortal de la banda fue María Begoña, de año y medio de edad, cuya vida le fue segada en Junio de 1960 en la estación de Amara, y el último clavel arrancado fue el de Silvia, de 6 años, en Santapola en Agosto de 2002. Cada crimen de ETA ha ido seguido del desgarrador lamento : " Me lo/a han matado".
Ya es hora de que hablemos sin reservas de nuestras víctimas, nos pertenecen. Las pérdidas humanas y el dolor causado debemos sentirlo como propio, no cabe pasividad ni olvido.El perdón personal entra en la esfera de lo privado , pero en un Estado que se precie de Derecho debe prevalecer la Justicia, que ésta se aplique y se cumpla.
Las posibles condescendencias gubernamentales, de las que tanto se habla, deberían ir precedidas por una previa petición de perdón y demostrable arrepentimiento, cumplimiento íntegro de las penas, reparar el daño causado y colaborar con la Justicia. Todo lo demás nos parece ,además de pamplinas, impunidad, traición a la Nación y a las víctimas. Aquí sólo han habido verdugos e inocentes víctimas , las de ETA todas lo fueron . O se está con aquellos o con éstas, no caben medias tintas .
Nos da la impresión, vistos los antecedentes “zapateriles” y el subsiguiente caldo de cultivo precocinado que nos dejó ZP , que las anteriores exigencias pueden caer en saco roto .
ETA dejó temporalmente de matar, en Octubre de 2011 declaró el "cese definitivo de las armas" ; pero ni entregó sus arsenales ni sus huidos y terroristas en activo se han puesto voluntariamente a disposición de la Justicia. Dirige su entramado " político" y está a verlas venir . A sus " amigos" los han blanqueado y se pavonean como gallos amos del corral, mientras nuestras víctimas, que se sienten más solas que nunca, tienen que pedir permiso al Alcalde pro etarra de San Sebastián para poder concentrarse en la vía pública. El mundo al revés.
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