Ante la grave crisis económica, moral y de decadencia institucional que viene arrastrando España, es oportuno recordar la conocida frase que John F. Kennedy pronunció en la ceremonia de su juramento como presidente de los Estados Unidos, " No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta lo que tú puedes hacer por tu país". Hermosa frase, sobre la que deberíamos reflexionar todos y tratar de llevarla a la práctica, sin acepción de persona ni condición, según el cometido, las facultades y posibilidades de cada cual.
Sí que podemos hacer por nuestro país y por su gente, en especial la más necesitada; es cuestión de detenerse a pensar el qué, ver las opciones factibles para cada uno y, en el navegar de la vida, poner vigoroso empeño. El potencial humano para actuar en positivo es inmenso, se trata de descubrirlo y empezar a rodar.
No favorece el caer en la desesperanza, el refugiarse en la pasiva resignación, ni el esperar a que nos resuelvan los problemas sin hacer nada por nuestra parte. Podemos exigir ejemplaridad a los dirigentes, denunciar situaciones de injusticia, de despilfarro y corrupción; pero revistámonos antes con la autoridad moral que da el ser un buen ciudadano que hace, además de lo obligado, lo que está a su alcance.
Hay que salir del derrotismo y afrontar el reto que tenemos, con ilusión y esfuerzo. La Nación y los compatriotas con dificultades extremas lo demandan, no podemos defraudar. Si queremos, podemos; pero unidos y remando acompasadamente en una misma dirección.
Cada embarcación de la flota tiene su respectivo capitán y el buque insignia la encabeza; que arrojen sus cuitas por la borda y, enderezando el rumbo, nos lleven a buen puerto. Si es así, la marinería no fallará y todos, desde arriba a abajo, estaremos haciendo por España.
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