miércoles, 12 de diciembre de 2012

GALLOS EN EL CORO ECLESIAL.

 

Flaco favor hacen al catolicismo los pastores que anteponen sus sentimientos nacionalistas a la universalidad de la Iglesia. Fomentan la discordia, sirven al localismo disgregador y hacen distingos entre las ovejas. Amparados en el cargo, más o menos rimbombante, halagan los oídos de los excluyentes, mientras los integradores se los tapan para no escuchar sus interesadas peroratas.

En España hay sobradas y conocidas muestras, especialmente en el País Vasco y Cataluña, por lo que es innecesario el ir desgranándolas. Si acaso, señalar las admoniciones y obstáculos que desde el "Foro de Curas de Vizcaya", de tendencia nacionalista, se dirigen y ponen al Obispo de Bilbao, Mario Iceta, que suponemos fue designado en su día para poner coto a los desvaríos eclesiales. Viene también a cuento la toma de postura pública del Cardenal-Arzobispo de Barcelona, Martínez Sistach, a favor de la inmersión lingüística en catalán, quien sostiene que "evita la segregación escolar, favorece la cohesión social y consigue buen conocimiento del castellano y catalán". Inoportuna y desatinada, por calificarla suavemente, la opinión del Sr. Cardenal.

Punto y aparte merecen los curas y frailes rebeldes a la Iglesia, su doctrina y prácticas litúrgicas. Sencillamente da para pensar que han perdido la fe o la vocación. Ejercen lo que debería ser ministerio sagrado como un " modus vivendi" con el que asegurar las habichuelas, siendo piedra de escándalo. La comodidad y falta de decisión les obstaculiza solicitar la secularización, cuando nadie les retiene y las puertas están abiertas para quien no quiera estar en la casa común y observar sus reglas. Los hay quienes, por erróneas interpretaciones, acomodan a su parecer o conveniencia el mensaje evangélico del que la Iglesia, bajo la primacía del Papa- sucesor de Pedro-, es la depositaria y verdadera intérprete.

Por si no hay bastante con algunos varones, aparece en la pantalla televisiva una monja argentina- Lucia Caram-, residenciada en un convento de Cataluña y conocida por sus obras de caridad, para decir que está a favor del aborto, del matrimonio homosexual...y del independentismo catalán. Y es que la teología de liberación o crítica, en su modalidad feminista, tan bien representada en nuestro país por la ilustrada monja barcelonesa, Teresa Forcades, ha destapado la caja de los truenos, causando desconcierto y estupor en el fiel creyente. Algunas de las comprometidas con este movimiento, en Cataluña, le añaden como guinda la " estelada " liberadora.

Afortunadamente, los consagrados- hombres y mujeres- en comunión con la Iglesia y el Papa son abrumadora mayoría. Predican la Palabra, practican la oración y ejercen la caridad por todo el mundo, y en algunas de sus partes con peligro cierto para sus vidas; pero no suelen ser noticia. Noticias son los que desentonan y a éstos, cuando se pasan de rosca con sus gallos, deberían bajarlos del coro. Las voces del coro eclesial deben ser iluminadoras y sin disonancias, que inviten a ser escuchadas con fruición por todos, siguiendo el magisterio de la Iglesia.

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