Por fin llegarán mañana por la noche los Reyes Magos, tan esperados por los niños. Que nadie trunque la infantil ilusión y el carbón solo quede reservado para los adultos malvados. Pasado el día de los Reyes, finaliza la tregua navideña que algunos no han querido mantener. No viene al caso poner nombres y situaciones; desde aquí se ha mantenido el silencio, no dándose respuesta a las vilezas, tal como se prometió al escribir " Contrastes por Navidad".
Melchor, Gaspar y Baltasar no andan este año sobrados, así que tirarán de sus menguados ahorrillos para no defraudar. Vienen de muy lejos y están un tanto cansados por tan largo viaje a lomo de los camellos, pero aún les quedan fuerzas para trepar por los paredes, alcanzar balcones y ventanas y colorarse por las chimeneas. Dejémosles algo de las pastitas sobrantes y una copita de anís para que recuperen energías, son muchos los hogares que quieren visitar.
Como los Reyes también complacen a los mayores que en esa noche mágica dan rienda suelta a sus sueños, evocando la niñez, les hemos enviado personal carta pidiéndoles algo que no pesa ni tiene valor material al tratarse de deseos. El encargo ha sido que los hombres no rompan la Unidad de España ni poden sus raíces cristianas, y a ella vuelvan la concordia, la justicia, el trabajo y la honradez. La carta llegó a su destino, los Reyes la han leído con agrado; lo que hace falta es que a los hombres que pueden hacer realidad la misiva, les haya gustado la petición y pongan los zapatos en el balcón.
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