martes, 29 de enero de 2013

LA ABDICACIÓN DEL REY : TIEMPO AL TIEMPO.

 

La abdicación del Rey a favor del Príncipe Felipe, que se viene planteando últimamente en los medios y diversos círculos, ha arreciado con motivo de la que acaba de realizar la Reina de Holanda, estableciéndose paralelismo entre la edad de ambos monarcas- 75 años- y la de sus respectivos Príncipes herederos- 45 años-. Ni España es Holanda, ni la situación de ambos países es la misma, y distinta es la idiosincrasia que caracteriza a los dos pueblos. Hasta matices institucionales y de orden funcional difieren de una a otra corona.

De la excelente preparación, capacidad de trabajo y amor a España del Príncipe Felipe, pocos pueden albergar dudas; pero no es el momento de abdicar. La endiablada coyuntura en la que nos encontramos, incluidos los delirantes desafíos separatistas, aconsejan la continuidad del Rey Juan Carlos I al frente de la Jefatura del Estado.

Se ha dicho que la Monarquía persistirá en España mientras sea útil, y el Rey, “ símbolo de la permanencia y la unidad” del Estado, sigue siéndolo; como lo será el Príncipe, llegado el momento de la sucesión. El Rey, con sus luces y sombras, se ha ganado el reconocimiento y prestigio. El Príncipe cultiva el terreno y la cosecha dará fruto en su día, no podemos arriesgarnos a que el vendaval que padecemos la arranque del árbol.

Tiempo al tiempo para la sucesión, que el Rey acabe de templar la embestida de los morlacos. El príncipe ya tendrá los suyos, y mucho se le tendrán que torcer las cosas para que la faena no sea lucida; apunta sobradas formas.

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