Como nunca llueve a gusto de todos, diferentes han sido los comentarios sobre la entrevista televisiva que Jesús Hermida le hizo al Rey. Algunos han opinado que se quedó corto, al no pronunciarse claramente contra los secesionismos y la corrupción, a otros les pareció simplemente bien, a los separatistas les ha molestado, los viscerales republicanos se han explayado desfavorablemente, los republicanos más sensatos han mantenido circunstancial mesura, y en los medios hubo división de opiniones.
Lo cierto es que, aún no siendo trascendente lo dicho por el Rey, tampoco cabía esperar otra cosa. El formato, el medio y el momento no eran los adecuados para caldear el enrarecido ambiente que nos circunda, ni esa fue la intención del invitado; los gestos de autoridad son para momentos excepcionales. Las generalidades que expresó ( libertad, igualdad, bienestar, vertebración del Estado,...) cada uno las podía relacionar con situaciones concretas.
Se le vio cercano y humano, preocupado por el paro, con algún rictus de melancólica emoción por recuerdos y el paso de los años, en especial al referirse a su padre, manifestando su amor a España y la disposición a continuar al servicio de la misma. Se enorgulleció de su hijo Felipe, en el que se puede tener " confianza y seguridad", porque es el " Príncipe de Asturias mejor preparado de la Historia de España", " muy trabajador y de una gran honestidad intelectual". Eludió protagonismos personales, atribuyendo los logros obtenidos al esfuerzo común de todos los españoles.
No creemos que la entrevista sirviera para mejorar la valoración de la Corona, ni tampoco para bajarla; pero allí estuvo el Rey, sentado frente al entrevistador, al que contestó con sencillez, sin triunfalismos, afirmando que podemos vencer las dificultades cuando caminamos unidos en una misma dirección. Fue una entrevista cómoda, posiblemente pactada previamente, que algunos hubieran preferido inquisitorial, emitida en el programa especial " La noche del Rey", de TVE, el pasado día 4 de este mes con motivo de su 75º aniversario.
Empezó su reinado queriendo ser el Rey de todos los españoles, aunque hay quienes no quieren reconocerle como tal. Que Dios le conceda larga vida y pulso firme al frente de la Jefatura del Estado. España, debido a los demonios internos que nos caracterizan, no está para peligrosas aventuras, precisa de la Corona como garante de su unidad.
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