Los males que afligen a España sirven de revulsivo para despertar dormidos silencios y exigir soluciones. Sobrada anda la Nación de gente esforzada, patriota, valiente y honrada que quiere sea sanada, sin sobresaltos y en paz. La hay en todos los estratos sociales, y la sucesión de aflicciones ha hecho reaccionar y que se salga del resignado letargo.
También voces de la clase política, desde los peldaños bajos a los elevados, han dicho: ¡ basta !, más o menos convincentemente según la apreciación de cada perceptor del mensaje; con todo, ya es, de por sí, alentador.
Si este despertar sirve para desterrar silentes ilícitas prácticas endogámicas, filias y fobias partidistas, en pro de la ansiada regeneración ética y democrática, habrá abierto las puertas a la esperanza. En caso contrario, sería la ocasión perdida, dando pie a que sobrevenga la gota que desborda el vaso; con optimismo, esperemos que no sea así.
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