Vaya lío el armado a cuenta del déficit y la asimetría por la intención gubernamental de darle un trato de favor a Cataluña. Algunos barones de otras comunidades han protestado, en especial las comandadas por el PP, y al final, para contener el descontento, puede acabar la cosa con un "revival" del " café para todos ".
Y es que el asunto tiene miga. Mientras unas están haciendo grandes esfuerzos para reducir el déficit, ahorrando en gastos, la Generalidad catalana tira con pólvora de rey en todo aquello que, para mayor gloria de la descabellada independencia pretendida, sirva a tal fin; sea en " embajadas", subvenciones, propaganda, mantenimiento de seis canales televisivos autonómicos,... y quiere que los demás españolitos le paguemos el billete de ida para su ansiado viaje sin retorno.
Con la vana esperanza de que remitan las alocadas ínfulas secesionistas, se oxigena a Mas Arturo, que va de y en serio, sin opción a condicionarle en qué tiene que gastar los duros. Podría ser un enjuague, aunque la traza es de más chantaje. Si de extorsión se tratara, no cesaría al pagar el engrase; Arturo seguiría con su huida adelante, pase lo que pase, confiando que ningún espadón lo desguace. Desguace el tren soberanista, no su atildada cabellera, no se piense mal; pues aunque la cosa no pinta bien, si viniera a peor, hay dinero y sitio en Suiza para fundar un cantón más.
Volviendo al inicio, y dado que el dinero público sí tiene dueño, el contribuyente, parece lógico que en caso de cuota desigual para corregir el déficit se tuvieran en cuenta: las prioritarias necesidades reales de cada Comunidad autónoma, los recortes en gastos innecesarios para reducirlo, y el talento, la capacidad y la voluntad para administrar los menguados recursos, solidariamente, en orden al bien común de los ciudadanos. Todos unidos, mal que les pese a algunos, somos España.
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