La UE estudia suprimir las monedas de 1 y 2 céntimos de euro porque el coste de su producción y puesta en circulación duplica el valor de las existentes. Aunque simplemente fuera para evitar la pérdida de la vista, de no llevar una lupa para escudriñarlas y distinguir una de otra, sería una decisión plausible, siempre que el redondeo en los precios fuera a la baja en cada tramo de 5 céntimos; es decir: que lo que vale, por ejemplo, de 1´01 a 1´04 euros quedara en 1 euro mondo y lirondo, y lo que cuesta de 1´06 a 1´09 se ajustara a 1´05. No es cuestión de ir discutiendo por restar un máximo de 4 céntimos a cada producto o servicio. Si se justipreciase en descenso, el machado personal tendría un ilusorio respiro, pero alivio al fin y al cabo.
Mas conociendo cómo las gastan los mercaderes de altos vuelos y demás depredadores de los menguados bolsillos, cabe sospechar que no caerá esa breva y que el remate sería al alza; con lo que ¡ adiós ! al fugaz espejismo y ¡ atención ! al " Juan palomo, yo me lo guiso y me lo como", presto a aumentar la caja de los insaciables con las sumas millonarias que reportarían los ajustes hacia arriba, exculpados por la defunción de la minúsculas monedas. Sería como el premio acumulado del bingo, jugado con las bolas amañadas, que nunca toca y con el que siempre se queda la casa.
A todo esto, ya empezó el plazo para la declaración de la renta. A tener cuidado y no equivocarse, pues Hacienda no perdona un céntimo de menos. Y no olvidarse de marcar la X en la casilla de la Iglesia, a la que acuden en busca de auxilio quienes hace mucho que no tienen un mísero céntimo.
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