La CUP condicionó su asistencia a la manifestación del próximo sábado, en rechazo a los actos terroristas islamistas en Barcelona y Cambrils, a que no acudieran a la misma el Rey Felipe VI y el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Después ha pasado a deshojar la margarita, supeditando su presencia en función del formato e integrantes de la cabecera, expresando que, de acudir, estarían con el pueblo y no en torno de las dos máximas autoridades del Estado. Ya se verá lo que deciden desde hoy al sábado, dentro de su oportunismo político y mentalidad retorcida. Que hagan lo quieran, asistir o abstenerse de hacerlo; en cualquier caso, esa formación política de la extrema izquierda, antisistema, republicana, independentista, y anticapitalista, conforma, en su mayoría, el desecho político y social. Ninguna persona de bien y de rectas intenciones los echaría de menos.
La CUP, en confluencia con otras organizaciones de izquierda, obtuvo 336.375 votos, logrando 10 escaños, en las elecciones al Parlamento de Cataluña de 2015, y votando a favor del actual gobierno secesionista catalán. Con los referidos escaños, más los logros obtenidos en las municipales, ejerce influencia determinante en la gobernación de Cataluña. Esa es su fuerza y la desgracia para la mayoría de los catalanes y el resto de los españoles.
El Rey y el Presidente del Gobierno son las dos máximas Autoridades del Estado. Todas las regiones o autonomías que lo integran forman parte de la indisoluble unidad de España. Por tal motivo, su presencia en cualquiera de ellas debe ser recibida con deferencia y tratada con los debidos respetos y honores. En estos últimos días, a raíz de los atentados terroristas, ambos han evidenciado reiteradamente una exquisitez y solidaridad encomiables con Cataluña y las víctimas habidas, asistiendo “ in situ “ a diversos actos programados por los sucesos luctuosos, y todo el pueblo español ha comprobado la fraternidad que nos une ante el dolor.
Los de la CUP y algunos otros de similar ralea son una anomalía política que sufrimos por mor de la democracia. Nada aportan al progreso social, a la convivencia pacífica y a la legítima discrepancia política educada. No hay más remedio que soportarlos, pero no aceptar sus vetos sectarios. Ellos solos se retratan como son.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
martes, 22 de agosto de 2017
VETOS DE LA CUP
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