viernes, 19 de julio de 2019

EPIDEMIA MORTÍFERA

Se dedican minutos de silencio y aplausos hacía las víctimas de delitos gravísimos( agresiones sexuales con subsiguiente homicidio y, en general, los crímenes de la llamada “ violencia machista “ y en el  “ ámbito familiar “), que vienen repitiéndose con una frecuencia alarmante. Pero sería más práctico, con independencia del momentáneo buen fin de tales gestos, que se indagara sobre las causas de esta epidemia mortífera, cómo y por qué se ha llegado a tal extremo, así como adoptar las medidas oportunas educacionales y de rearme socio-moral para prevenirla. Sólo el incremento de las sanciones penales no produce el efecto disuasorio esperado, aunque evita la reincidencia del condenado a prisión mientras permanece recluido.

Hay que empezar por inculcar en la niñez y adolescencia el respeto a los demás, pautas de vida correctas, el discernimiento entre el bien y el mal, así como lo que puede influir negativamente en el desarrollo psico-emocional( compañías, adiciones diversas, desenfreno de los instintos primarios, cosificación de la mujer, etc. ). Poco se puede hacer para enderezar el árbol crecido y torcido, pero la maldad se está dando ya en algunos retoños. Urge emprender esta tarea, que compete a todos y no sólo a las Instituciones, para que los arbolillos crezcan rectos, den frutos sabrosos y no sean engullidos por una sociedad asilvestrada en gran parte.

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