martes, 2 de julio de 2019

TEMPERATURA IDEOLÓGICA

Cuando la ola de calor ha remitido, se nos anuncia otra para el próximo fin de semana. Pues bien, no queda más remedio que aguantar y resistir ante los fenómenos climatológicos, sean o no favorables, pues escapan a la voluntad humana. Lo que sí depende de ésta, y concretamente de los partidos políticos, es que la temperatura ideológica haga subir, o no, el mercurio del termómetro hasta límites insoportables, creando ansiedad y afectando a las neuronas que regulan el equilibrio emocional, cuando los grados se disparan.

En política, las olas de calor no son pasajeras, sino que perduran durante años; sin que haya brisas suaves que refresquen y minimicen la sensación térmica agobiante. El remedio a tales males, a falta de otro que se dice peor- el “ del palo y tente tieso” - es abstraerse de la realidad y de las desavenencias partidistas, centrarse sólo en lo que realmente importa a uno, tomarse un descanso estival o alejarse del mundanal ruido en un monasterio aislado. Así y todo, nada nos asegura que estaremos a salvo de las insidias políticas, ya que se expanden por doquier y penetran en toda la sociedad.

Hay diferentes concepciones de la política, asociándolas a distintas artes( la de lo posible, la de lo imposible, la de engañar, la de hacer fácil la vida a los demás, etc.); pero como “ nunca llueve a gusto de todos “, nos conformaríamos con que los gobernantes las dirigieran a la la consecución del bien común. Mas el problema reside en qué entienden por bien común, pues,  a veces, con las mejores intenciones se atenta contra él. En cualquier caso, que no se prolonguen demasiado nuestros quebraderos de cabeza y espíritu.

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