Cuando el déficit nacional está desbocado y las
alarmas no paran de sonar, no se empieza por lo primero: reducir los gastos no
esenciales ni prioritarios de la Administración, dedicando tales partidas para
una economía productiva, que ayude a la creación o recuperación del empleo
perdido y a la supervivencia de las empresas en crisis. Ello no sería la panacea
para cubrir todas las necesidades, ya que estamos “ más secos que la mojama “,
pero serviría para confiar en las buenas intenciones de los que administran los
dineros públicos. Por contra, en la elaboración de los Presupuestos Generales
del Estado se ahonda en la desigualdad, se suben los impuestos, se penaliza el
ahorro, se premia el despilfarro y se contemplan una serie de medidas más, que
nos llevarán a una mayor ruina.
El Gobierno, o la parte más radical del mismo, en
vez de llegar a acuerdos con los partidos y organizaciones fiables y sensatas,
ha optado por lo peor de cada casa: los filoetarras, los separatistas y los
comunistas populistas, plegándose a sus exigencias y chantajes o anticipándose a
veces a ellas. O sea, se ha vendido a la anti España con tal de que Sánchez se
mantenga en el poder, quien musitará en sus adentros: “ Después de mi el diluvio
“.
No conformes con lo anterior, echan su furia y
envidia contra los gobiernos autonómicos del centro-derecha liberal o de la
derecha moderada, siendo el madrileño su pieza favorita a abatir. Allí, el
Gobierno central, achuchado por el separatista Rufián, quiere subir los impuestos estatales, ya que es
contrario a la importante reducción del impuesto autonómico de sucesiones y a
otras acertadas medidas adoptadas por el citado ente autonómico, además de
notársele el disgusto por la buena gestión de Díaz Ayuso contra la
pandemia.
Los compañeros de viaje de Sánchez- BILDU y ERC
con el intrigante Iglesias de por medio -, son los que quieren democratizar
España, confederarla y crear las repúblicas vasca y catalana independientes.
Mejor sería que cogieran sus bártulos y se fueran con su música malsonante a
otra parte ¡ Preparémonos. Estamos muy mal, pero vendrán tiempos más duros y
amargos ! Coloquialmente: “ De matamala o matapeor
“
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