miércoles, 18 de noviembre de 2020

EL ODIO

  

 
 
 
 
 
Cicuta venenosa es el odio,
 
emponzoña el alma
 
de quien lo destila.
 
Árbol sin fruto,
 
río sediento,
 
día sin sol,
 
noches de insomnio.
 
Ciega los acuíferos;
 
los secos cauces
 
sólo albergan lágrimas
 
de sollozos y dolor.
 
Mancilla la flor,
 
la ambrosía deleitante,
 
la fragancia embriagadora del amor.
 
Hambre y sed de venganza
 
no sacian al perenne rencor.
 
El odio autodestruye al odiador:
 
droga que atrapa y consume
 
al adicto contumaz, preso de sus garras.
 
No concibe la indulgencia ni el perdón,
 
los que tal vez implore para sí
 
cuando sienta cerca la parca.
 
¡ Concédasele la gracia
 
de su última voluntad !
 
Nunca es tarde para arrepentirse,
 
perdonar y amar.
 

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