El “ Sanchismo “ conserva las siglas PSOE, pero no es socialista, ni obrero ni español. Pedro Sánchez, engañando a quienes le votaron, lo ha convertido en una organización política para satisfacer su patológica ambición personal de poder. Ha traspasado todas las líneas rojas vetadas a cualquier buen gobernante, no teniendo escrúpulos para aliarse y complacer a los enemigos de la Nación que preside, así como para mentir descarada y reiteradamente.
Los socialistas verdaderos lo detestan,
pero pocos levantan públicamente la voz contra él por la andadura errática y
traicionera que ha emprendido. Algún gesto estimable se está
viendo, como el reciente Manifiesto oponiéndose a determinadas decisiones y
proyectos gubernamentales. Pero eso no es suficiente. O los socialistas lo
descabalgan del poder, así como a sus siervos complacientes, o él acabará con el
socialismo democrático y seguirá por la senda de aniquilar el pacto
constitucional de 1978.
El tiempo apremia. Sánchez es el
caos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario