domingo, 1 de noviembre de 2020

SANTOS Y DIFUNTOS

  

 
 
Hoy, Día de Todos los Santos, es una fiesta de júbilo. Se celebra y homenajea la memoria de los que están en el Cielo después de morir, fueran elevados o no a los altares. 

Pero también hay santos en vida, que caminan por ella como si su pisar fuera entre algodones. Reprimen sus angustias y pesares, son humildes, asumen con mansedumbre lo que el destino les depara, infunden paz, regalan amor y fraternidad a los demás, transmitiendo alegría y templanza serena en su círculo de relaciones sociales. Obran sus milagros en quienes imitan el ejemplo que dan. Producen una sana envidia tanto ellos como los que siguen la senda de la santificación. 

Todos estamos llamados a la santidad, aunque el fragor de la vida y el apego a lo terrenal lo obstaculizan en demasiadas ocasiones. Pero no olvidemos que si grande fue el pecado, mayor es la piedad divina. ¡ Que un día compartamos todos las mieles celestiales !
 
Mañana será el Día de los Difuntos. Conmemoración triste y nostálgica por los que murieron. Fecha especial para, además de poner flores en sus tumbas, rezar por ellos y pedirles que sean nuestros intercesores ante Dios. Este año, a causa de la pandemia, será más pesaroso el recuerdo de los seres queridos que se fueron, a los que no se les pudo dar el último beso, acariciar sus caras y manos y decirles lo mucho que se les quiso. El Covid-19 sigue segando vidas y dejando cicatrices hondas en los corazones. ¡ Señor, ten piedad y aleja de nosotros todo mal !  

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