Mal día en Andalucía para
reflexionar,
con la calor que hace a quién mañana
votar.
Los que se acerquen a las urnas
tienen sus preferencias,
pocas dudas albergan sobre la papeleta a
elegir.
Lo que preocupa a los partidos
es el grado de la abstención,
de ello depende el triunfo,
la mayoría absoluta o seguir en la
oposición.
Los que consigan escaños
tienen el sueldo asegurado,
que con los tiempos que corren
no es moco de pavo.
Al día siguiente, si ningún partido
consigue poder gobernar en
solitario,
se irá en busca de pactos.
Resulte lo que resulte,
y de no haber repetición de
elecciones
por la falta de acuerdos,
se volverá a la matraca insoportable
de discursos, sondeos y del fracaso
responsables.
Piedad para el votante, no merece tanta
angustia,
los que tienen que reflexionar son los
políticos
a lo largo de la legislatura,
para saber en qué yerran o aciertan,
y rectificar si es de menester.
Los de abajo no tienen porqué
sufrir los desaguisados de los de
arriba;
sólo piden pan, trabajo y seguridad,
que se defiendan sus necesidades,
se cumplan las promesas efectuadas
y no se enfrente a la población
con demagogias sectarias.
Ya está bien de desasosiego y
crispación,
necesitamos también escuchar la
verdad
y un largo periodo de calma.
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