Con motivo de la cumbre de la OTAN en Madrid, y 
su gran repercusión mediática mundial, ha salido reforzada la imagen de España . 
Habrán causado admiración los marcos donde se han celebrado las distintas 
reuniones, la exquisitez de los actos protocolarios y la agenda paralela de la Reina Letizia, para agasajar a las 
consortes y acompañantes de los altos mandatarios, visibilizándose la 
majestuosidad y belleza de algunos lugares emblemáticos ( Palacio Real de 
Oriente, La Granja de San Ildefonso, Museos del Prado y Reina Sofía, el 
espacioso IFEMA, etcétera ), e igualmente la afabilidad con tan ilustres 
visitantes. Grato recuerdo se llevarán de nuestro país, que servirá también de 
incentivo para que aumenten los turistas extranjeros, ya numerosos de por 
sí.
Concluida la cumbre, toca aplicarse en el 
cumplimiento de lo que nos corresponde y se nos ha recomendado. Cabe congratularse por la gran profesionalidad y eficacia, 
demostradas una vez más, por nuestros efectivos encargados de velar por la 
seguridad. Han estado a la altura de tan necesario y exigente reto.
España y la figura de nuestro Rey han ocupado el 
podio del sitio de honor. Gracias a todos los que han contribuido a ello, sin 
olvidar la gran implicación del presidente del Gobierno en tan magno evento, 
como el de su esposa en la agenda paralela, aunque cabe presumir que aquél 
volverá a las andadas y a las nefastas compañías que le escudan. A partir de 
mañana se reiniciará el camino penoso de la anormalidad, cada vez más normal, 
que nos envuelve. 
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