La Dana arrasó muchos estereotipos
negativos
atribuidos a la llamada “ generación de cristal
“.
Emergió de repente la espontánea y desprendida
solidaridad
de miles de
jóvenes, chicos y chicas , en auxilio
de los pueblos inundados y de las personas en
peligro.
Afrontaron la calamidad desguarnecidos y sin
protección,
utilizando como únicas “ armas “ las palas, las
escobas,
el ímpetu juvenil y la grandeza de
corazón.
Sublimaron sus posibles desencantos,
incertidumbres,
desesperanzas y frustraciones con actos de
heroicidad.
El “ Ejército “ conformado por tales
voluntarios,
fue incrementando y sigue en la brecha.
¡ Qué ejemplo el de esta muchachada
!
No es el decorativo y fino cristal de
Murano.
Es la sensible y recatada juventud
valerosa,
que acudió en
tromba a librar la “ batalla ”,
luchando para remediar la
destrucción,
los lugares anegados, el barro y
aliviar,
dentro de sus escasas posibilidades,
las necesidades de los afectados.
¡ Honor y Gloria, alevines ” soldados “
!
Habéis causado en toda España
admiración.
Vuestro interior es cristalino, desprendido y
puro.
¡ Vayan por vosotros, aplausos !
Lleváis con orgullo el barro como
condecoración.
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