viernes, 18 de mayo de 2012

QUE NO CUNDA EL PÁNICO.

 

Repetidas veces nos hemos pronunciado en favor de los más desfavorecidos, en contra de quienes nos han abocado a la ruina, sobre el galopante paro y escandalosos privilegios de diversas castas... Tal vez, lo que a continuación sigue podría parecer una burla o indiferencia hacia quienes están pasándolo mal en mayor o menor medida, su presente es de precaria necesidad o hay visos de que lo sea en cualquier momento. Nada más alejado de nuestra intención cuando tan solo se pretende levantar el ánimo colectivo, siendo conscientes de la dificultad de tal empeño.

La gravedad de la crisis y el paro hacen saltar las alarmas todos los días, siendo motivo de generalizada preocupación generadora de pesimismo, ansiedad e impotencia ante realidades incontestables y  pronósticos que todo lo pintan de negro cual fatalistas agoreros. Posiblemente sea así, pero no es saludable que a toda hora se publiquen nuestras esquelas cuando aún estamos en vida.

Lo que está sucediendo y lo que falte por venir es tarea que compete solucionar a los gobernantes, los demás poco o nada podemos hacer salvo resignarnos y sacrificarnos a la espera de tiempos mejores. Que no cunda el pánico ni prescindamos del humor, de peores hemos salido en varios periodos de nuestra historia, o acaso ¿ no superaron los españoles las miserias y verdaderas hambres de la post guerra civil?

No somos conscientes del gran potencial humano que poseemos, va en nuestra sangre y forma de ser, no ha habido escollo que hayamos dejado de salvar cuando hemos caminado juntos, unidos ante desafíos y retos que parecían imposibles o reservados a titanes. Desechemos lamentos, autoflagelaciones y derrotismos. Las batallas las hemos ganado cuando, comprometidos en un común afán, se ha derrochado valor y resistido a las adversidades con voluntad y fe en la victoria.

Vale la pena recordarlo para recobrar la confianza en nosotros mismos. Si queremos, podemos. Los momentos críticos propician que salga del letargo lo mejor de cada uno, le echemos redaños y a vencer. Lo dicho, adelante con alegre esperanza. Nuestra idiosincrasia es especial y alguien dijo hace años, haciendo concesión a la retórica patriótica, aunque tal vez no anduvo descaminado,:" Ser español es una de las pocas  cosas serias que se pueden ser en el mundo". Quien  pronunció tal frase fue José Antonio Primo de Rivera en momentos extremadamente turbulentos de nuestra reciente historia.

Con el tiempo han cambiado las cosas, la mayor parte de ellas a mejor, y ante las fatales circunstancias actuales debemos hacer gala de seriedad generadora de confianza, con responsabilidad pero sin pavor.

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