El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Gonzalo Moliner, ha dicho: " Los escraches, en tanto en cuanto no sean violentos, y como no lo son, son un ejemplo de la libertad de manifestación", pero " en tanto en cuanto ofendan o atenten contra la intimidad de las personas u otros derechos fundamentales, me parecen rechazables", "no se puede opinar de manera general sobre los mismos condenándolos o aceptándolos, depende de las circunstancias".
Así pues, liga el condicional " en tanto en cuanto no sean violentos", con la afirmación " y no lo son "; pero " cuando ofendan o atenten", pasa del " no" al " me parecen", sin mojarse. Luego, recurre a la obviedad de la no generalización y las circunstancias, cual refuerzo del paraguas protector.
Hace años, un famoso meteorólogo apostó en televisión que si, contra su pronóstico, llovía se afeitaba el bigote y al día siguiente apareció ante la pantalla sin él. El Sr. Moliner, tal vez llevado por los deseos o la querencia, ha dicho que los nubarrones de por sí no presagian lluvia, y cuando caen chuzos de punta opina que le parece que va a llover; pero, por si acaso, al salir a la calle se enfunda el impermeable y tira mano del paraguas.
Y es que, a veces, para no desorientar al personal es mejor tener la boca cerrada. Aunque sea por prudencia, se evita que por ella entren las molestas moscas que presagian la tormenta.
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