Cuando los energúmenos descerebrados actúan en la calle es porque cuentan con el impulso, o la complicidad, la comprensión o el silencio de ciertos dirigentes políticos, demócratas de boquilla, para quienes todo vale con tal de erosionar al adversario gobernante. Si, encima, éste es identificado con la llamada derecha o centro derecha de ámbito nacional, aunque defraude a muchos de sus votantes, miel sobre hojuelas: no hay que darle tregua ni cuartel, no tiene derecho a gobernar.
Los iracundos callejeros, hábilmente manejados, justifican sus acciones (Ej. los denominados " escrache") por situaciones percibidas como injustas y muchas lo son; pero son selectivos a la hora de elegir el objetivo, solo dirigen su furia en única dirección. Esto es de manual, ya se sabe, y demasiado se está tardando en darle la respuesta penal ejemplarizante a los delictivos acosos; algunos de los que han incitado a ello con publicidad van de entrevista en entrevista, cuando ya tendrían que estar entre rejas.
Y es que nuestra democracia se rige por unas reglas a respetar, pero por todos; lo que queda en aspiración porque siempre habrá quienes campen a sus anchas. Con todo, ningún favor le hacen algunos de los que más obligados están a observarlas, por ocupar escaños o altos puestos en las Instituciones. ¿ Cómo se entiende que algunos representantes del pueblo se expresen en el Parlamento de forma feroz, alejados de la cortesía parlamentaria que no excluye las mesuradas censuras y discrepancias incisivas e ingeniosas ? ¿ Cómo puede aceptarse que, por ejemplo, desde el Gobierno catalán, símbolo de la representación del Estado español en Cataluña, se le desafíe con planes separatistas y se desobedezcan las leyes y resoluciones judiciales que no le gustan ?
Actitudes como las descritas recuerdan infaustos tiempos pasados, y es que no aprendemos. ¿ Tan difícil es caminar juntos y con cordura, sin tener que llegar al palo y tente tieso ? Hasta ahora, los palos vienen de la misma parte, y sólo son legales los derivados de la aplicación de la Justicia y la Ley. Gobierno, jueces y fiscales, en su legítimo actuar, no deben andarse con remilgos.
Lo que hace falta es más autoridad,pero demostrando que se apoya a los más necesitados.El espectáculo que dan nuestros políticos es de pena.
ResponderEliminar