Hay gente ingeniosa que a todo le saca punta y le nacen los chistes como por encanto. No han faltado últimamente los del pajarito que se le apareció a Maduro, aunque hay quienes piensan que fue la bruja de la escoba para adiestrarle cómo encandilar al electorado y hacer "magia potagia" en las urnas y con los votos para resultar ganador en las elecciones venezolanas de ayer. Consiguió la victoria sobre Capriles, menor de la pronosticada; pero de momento él se ha proclamado campeón.
El pájaro de Maduro, largo, robusto, rudo y duro, con mostacho de pajarraco, no teniéndolas todas consigo, encargó hacer rogativas al "celestial protector" Hugo Chávez ( ya muerto, dejémosle que en paz descanse ) para que la fortuna le viniera dada, y por lo que parece arte de birlibirloque, a tenor de las reclamaciones presentadas, la diosa "Fortuna Dubia"- la dudosa- le sonrió.
Capriles tiene motivos para el " mosqueo", cual paloma sabe bien cómo atenazan e hincan sus garras los pájaros depredadores, y a pecho abierto, indefenso, se enfrentó con el bigotudo halcón peregrino, presagio de la " Fortuna Mala". Si no le cortan las alas, la paloma seguirá volando para que la deidad " Fortuna Brevis"- breve - se manifieste y haga efímero el triunfo de Maduro, como modo de que la diosa Fortuna, sin adjetivos, se abra paso en Venezuela.
Con deidades o sin ellas, el futuro de Venezuela continúa siendo incierto. La bruja sigue atizando con la escoba y del pajarito nunca más se supo, alguien se lo zampó.
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