Resulta arriesgado tomar partido por uno de los dos bandos que suelen enfrentarse en conflictos armados dentro de un mismo país, máxime si el conocimiento que se tiene de ello procede de oídas o lecturas que, por diversos motivos, te ofrecen una visión parcial de la realidad o directamente se inclinan en favor de uno de los contendientes, ya sea maximizando las matanzas y tropelías de una de las partes o minimizando las de la contraria. Con razón se dice que la primera víctima de cualquier guerra es la verdad.
Viene lo anterior a propósito de las llamadas " primaveras árabes" y más concretamente a lo que está sucediendo en Siria y últimamente en Egipto. Si, encima, se enjuician los hechos bajo el prisma cultural de Occidente, cualquier atisbo de aproximación para dilucidar el problema corre graves riesgos de errar. Hay demasiadas diferencias, claves e intereses que escapan al común espectador occidental.
Por ceñirnos a Egipto y a las víctimas que se producen, observamos el doble lenguaje que se emplea. Si son producidas por las acciones de los militares y la policía se habla de asesinatos, en el caso contrario la referencia es a muertes o fallecimientos en el enfrentamiento o a resultas de la resistencia a la agresión de las fuerzas golpistas. Según a qué bando pertenezca el comunicador oficial u oficioso, o las simpatías del que transmite las noticias, se cambia la orientación de la expresión al referirse a las bajas mortales.
Un asunto trascendente es la poca relevancia que en Occidente se está dando a la persecución y asesinato de los cristianos y al incendio y saqueo de sus iglesias por parte de los Hermanos Musulmanes, quienes aprovechan su ira para hacer la " limpieza" cristiana. No sólo esta ocurriendo en Egipto, sino en otras partes, como en ciertos enclaves africanos, en donde las masacres de cristianos está al orden del día por parte de los fanáticos islamistas. Tal relativa pasividad y aparente desinterés occidental, es para plantearnos de parte de quién estamos, qué intereses defendemos y cuál es el sistema de valores que queremos.
A falta de explicaciones convincentes y sin ninguna autoridad para profundizar en tan complejos y gravísimos problemas externos, desde aquí levantamos la voz en favor de los cristianos, a los que, según se dice, en Egipto tratan de proteger los militares en el poder. Los deseos de paz y diálogo entre todos los hombres de buena voluntad, denlos por supuestos.
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