El soberano alauí, Mohamed VI, ha anulado el indulto concedido al pederasta español, de origen iraquí según se dice, David Galván Viña, en base a la indignada reacción popular marroquí sobre tal medida de gracia. Oportuna y conveniente ha sido la revocación por parte del Rey de Marruecos que ha actuado, al dictarla, con sagacidad, prudencia y justicia.
El condenado a largos años de prisión cometió execrables abusos a menores, de ahí la gran contestación que ha tenido el indulto. David Galván ya no se encuentra en Marruecos, especulándose que pueda estar en España y que ejerció como espía para algún o algunos servicios de Inteligencia en contra del régimen iraquí del derrocado y ajusticiado Sadam Husein. De ser ello cierto, se explicaría, aunque no se justificaría, su inclusión en la lista de los cuarenta y ocho españoles que fueron agraciados por el indulto del monarca marroquí a raíz de la reciente visita que le efectuó el nuestro, Juan Carlos I.
Los entresijos del cómo y el porqué de la citada inclusión es algo que aún se desconoce. Cabría la posibilidad que fuera acordada y metido en ella el pederasta si se tratara de un espía, aunque por el revuelo armado ya estaría " quemado", pues así de enrevesado se actúa a veces en el insondable campo del espionaje. Tampoco cabe descartar que se trate de un error, negligencia o corruptela funcionarial. El abanico de posibilidades sigue abierto a la espera del resultado de la investigación ordenada por las autoridades marroquís.
En cualquier caso, sean cuales fueran las razones y al margen de especulaciones, lo cierto es que se ha originado un problema que hay que resolver satisfactoriamente por y para ambos países. Marruecos debería cursar una orden de detención internacional, si no lo ha hecho ya, y España, por lo pronto, tratar de localizarle y tenerle sometido a estricto control para que no abandone nuestro territorio o detenerle, si se encuentra en él, mientras se acuerda conjuntamente si acaba de cumplir la condena en España o es devuelto excepcionalmente a Marruecos, siempre que la legislación y los acuerdos entre los dos países lo permita.
Las buenas relaciones con Marruecos nos interesan y por ahora parecen ir bien. El indulto del pederasta, no debe empañarlas ni erosionar el liderazgo de Mohamed VI. Es un valioso muro de contención del islamismo radical que tanto preocupa a Europa y a todo el Occidente.
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