La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, interpreta como un ejercicio de la libertad de expresión lo que fue un ataque a los sentimientos religiosos, pues no fue otra cosa la invasión de la capilla de la Complutense perpetrada en 2011 por un grupo de mujeres semidesnudas, profiriendo frases obscenas y ofensivas en contra del sentir católico, interrumpiendo el acto litúrgico que se realizaba en dicho lugar sagrado.
Las explicaciones engañosas de la recién estrenada como primera edil, que fue juez, han tratado de desenfocar la intencionalidad de aquella irrupción sacrílega; y es que Rita Maestre- una de las jóvenes que la protagonizaron y sobre la que pesa la petición fiscal de un año de prisión- es la actual concejal y portavoz del grupo AHORA MADRID en el Ayuntamiento de la capital de España.
El caso es que, salvo alguna excepción, Manuela Carmena se ha rodeado de una serie de ediles y adalides de esa especie de democracia popular alternativa; algunos de ellos impuestos por PODEMOS. Manuela, como le gusta que la llamen, es condescendiente con esa camada y, a su respetable edad, se parece a la cándida abuela que disculpa las "travesuras" de los nietecitos. Si, por un casual, pensara reeducarles, le harían, pese a su querencia, un corte de mangas.
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