jueves, 11 de junio de 2015

PROPORCIONALIDAD CONTRIBUTIVA Y SOLIDARIDAD.

 

Hay práctica unanimidad en que paguen más- contribución a las arcas del Estado- los que más tienen, que la mayor carga impositiva recaiga sobre los ricos; pero ¿ qué es ser rico y cómo se mide la riqueza?. Una aproximación razonable para valorar el grado de riqueza y a partir de qué punto se entra en esa escala podría ser el cómputo total de los ingresos netos en retribuciones, más los beneficios procedentes por otras vías- societarios, de inversión, inmobiliarios, negocios,...-, detrayendo de ellos las diferentes obligaciones legales económicas que se satisfacen, las aportaciones voluntarias en beneficio de la comunidad y los fallidos por causas ajenas. Esta guía marco, simplificada y no cerrada, permitiría fijar los tipos de gravámenes.

En todo caso, la percepción de la riqueza tiene que basarse en datos contrastables y no desde planteamientos demagógicos. Se está creando una corriente de opinión que, generalizando, criminaliza al conceptuado como rico por el hecho de serlo, desdeñando lo que muchos de ellos aportan a la sociedad en creación de empleo, ortodoxia en el negocio, entrega a su actividad y arriesgando. Del mismo modo que a algunas personas solventes y altamente especializadas se les regatea su valía cuando perciben elevados salarios acordes a su capacidad y mérito, sin reparar en el esfuerzo, la dedicación y los sacrificios personales que han tenido que realizar durante años para alcanzar tan cotizado puesto de trabajo.

La Proporcionalidad contributiva y la solidaridad deben presidir la tributación impositiva, de forma que el rico no deje de serlo, la clase media recupere su extensión anterior, y la necesidad precaria desaparezca. El Estado del bienestar no surge ni se mantiene por arte de magia, precisa de puestos de trabajo dignamente remunerados y responsablemente ejecutados, que la competitividad funcione, que el dinero circule éticamente, no gastar más de lo que se tiene y que los inversores confíen en la seguridad jurídica y en la estabilidad política. Y si no queremos perder el prestigio internacional recuperado en el mundo de las finanzas, hay que pagar las deudas. No se puede andar por la vida de listillo, aunque hay quienes alardean de que " pueden".

1 comentario:

  1. El problema de la creación de la riqueza y su reparto es complejo,pero hay ya experiencia suficiente para saber que se necesitan emprendedores que trabajen por crearla,y después proceder a un reparto equitativo en función del trabajo de cada uno.La utopía del comunismo se saldó con unos países deshechos,donde la gente trabajaba lo menos posible.
    En mi opinión,la sociedad del bienestar sólo puede mantenerse si se crea riqueza por los empresarios,hay una Administración honesta y ajustada,y una distribución de la riqueza equitativa en función del trabajo de cada uno.No creo en una sociedad del bienestar basada-como dices-en el endeudamiento y llena de derechos y pocas obligaciones.Lo que se quiere en la España actual es una entelequia,ya que la Administración es gigantesca,una gran cantidad de empleos son de servicios-consumo-,y desaparecieron una gran cantidad de empleos en la industria y la agricultura.Y no hablemos de a dónde fue a parar la enseñanza.En fin,que Dios reparta suerte

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