lunes, 14 de septiembre de 2020

FRANCO: COMODÍN ÚTIL

  

 
 
Revisar y enjuiciar la Historia, prescindiendo de las circunstancias y el caótico ambiente político-social de la II República, desencadenante de la sublevación militar y la subsiguiente guerra civil, es un disparate. Si, además, se hace con revanchismo sectario, extendiéndolo a los inicios del periodo post-franquista, es querer liquidar el espíritu de la transición democrática basado en la reconciliación, el perdón recíproco y el nunca más.
 
Franco no fue un genocida, sino un prestigioso militar que derrotó al comunismo, a las restantes milicias populares y a los militares fieles a aquella República ingobernable, y eso no se lo han perdonado nunca las izquierdas. Tras la victoria aplicó las leyes y usos de todo vencedor conforme a la Justicia militar, pero menos rigurosas de la que hubieran aplicado los vencidos si hubieran ganado la contienda armada.
 
Zapatero reabrió las heridas ya cicatrizadas y Sánchez parece que quiere engangrenarlas con una vuelta de tuerca más a la Ley de Memoria Histórica. Se podrá desmantelar la simbología franquista, perseguir todo aquello que se considere apología de Franco y su régimen, pero lo único que se conseguirá es despertar la curiosidad y el reconocimiento a su figura y obra, con sus virtudes y defectos, por parte de esa mayoría que poco o nada saben de él.
 
En fin, Franco es el comodín útil que el Gobierno se saca de la manga para distraer la atención y que la gente no repare en lo que verdaderamente le importa. Sobre el “ paraíso “ bolchevique-comunista, sus exterminios en masa y “gulags” hay amnesia. No vende ni está de moda recordar sus atrocidades inhumanas. Será porque “ perro no muerde a perro”. 

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