Para suerte la de Quim Torra,
ya no preside la Generalidad,
inhabilitado por desobediencia.
La deja con la faltriquera llena,
pensión vitalicia, coche y escolta.
Pasará por víctima, sin entrar en
prisión,
acudiendo sólo a ella para visitar
a los sediciosos que se comieron el
marrón.
Hay que armarse de paciencia
ante las diatribas de este felón.
Seguirás con lo de la independencia,
pero bien cubierto el riñón,
cuando no eres más que criado
de un fugitivo y eurodiputado
llamado Carles Puigdemont.
Los de Esquerra Republicana
te desdeñan por detrás y a la cara,
has sido la inútil carga
que, por carambola,
presidiste la quimérica nación
catalana.
Pese a los delirios secesionistas
compartidos,
Oriol Junqueras, comparado contigo, es un
señor.
Cuando camines por la calles
no levantes la vista, Torra,
procura pasar desapercibido,
tápate los oídos para no escuchar:
¡ Qué cara tiene el gachó !
Sus razones tendrán
los que quieren verte lejos
y mandarte más allá de la porra.
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