La sociedad española parece estar resignada a todo lo que le echen encima. Acostumbrada a las mentiras de bastantes gobernantes y políticos mete a todos en el mismo saco, sin esforzarse en diferenciar sus mensajes, actitudes y la capacidad resolutiva y eficaz de los problemas, lo que se traduce en una falta generalizada de credibilidad hacia ellos.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
lunes, 7 de septiembre de 2020
LA SOCIEDAD RESIGNADA
Tenemos una democracia formal, pero desviada de
la real. Suelen primar más los intereses partidistas que el bien común, y la
separación de poderes va camino de convertirse en una entelequia. La mayor parte
de los medios está al servicio de las izquierdas, y ¡ pobre del discrepante ! Se
ha instalado el maniqueísmo de buenos y malos, y en consecuencia la confusión
entre la verdad y el engaño, debido a la obnubilación que origina aquella
dicotomía.
Pese a lo dicho, para las mentes sensatas y
reflexivas es posible valorar lo que más se aproxima a la verdad y no ver
gigantes en lo que son molinos de viento. Así pues, no hay que resignarse a todo
lo que se nos vende e impone. El discernimiento facilita distinguir lo sano de
lo putrefacto, los valores que dignifican y humanizan a una sociedad de los que
pretenden contaminarla y despersonalizarla,
siendo aquél la llave que abre el paso a la libertad de elección para la
búsqueda de la verdad, que es la que nos hace libres. No nos resignemos. La
conciencia recta y los ideales nobles no pueden ser atados.
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