No están las cosas para dar saltos de alegría, 
sino para echarse las manos a la cabeza y exclamar: ¡ Madre mía, madre mía, en 
qué lío nos han metido ! ¡ Esto no tiene solución ! Además de los rebrotes 
exponenciales de la pandemia, en la que encabezamos por ratio poblacional el 
puesto del  deshonor en fallecidos y contagios, y sus consecuencias económicas 
nefastas, traducidas en el desempleo insoportable, la caída alarmante del PIB y 
una deuda pública galopante e inasumible, tenemos el gasto desaforado estatal, 
autonómico y de algunas capitales en personal improductivo, dádivas e 
inversiones y bastantes financiaciones innecesarias. Todo ello sin contar con el 
permanente desafío secesionista. El Covid-19 ha conseguido agravar, 
esencialmente, los males económicos, el desempleo y la deuda, que se venían 
arrastrando desde los últimos años.
Lo de la “ Nueva normalidad “ que se nos vendió 
es una anormalidad en toda regla. Al eslogan gubernamental “ ESPAÑA PUEDE “, con 
el fin recabar apoyos y acuerdos para la aprobación de los Presupuestos 
Generales del Estado, exhibido con motivo de la conferencia de Pedro Sánchez en 
la Casa de América- a la que asistieron bastantes representantes empresariales  
del IBEX-35, políticos, economistas y líderes sindicales- le añadió Sánchez en 
su discurso: “ SI ESPAÑA QUIERE ”. En su parlamento hizo llamamientos a la 
unidad, cuando ha rechazado pactos de Estado propuestos por el PP y eligió 
cogobernar con Podemos, cuyo líder Pablo Iglesias ha sido el látigo verbal 
contra las grandes empresas, acusándolas falsamente de ser los depredadores del 
pueblo, aunque dicho con palabras más duras e hirientes.
Son necesarios y urgentes unos nuevos PGEs; mas 
el apoyo o no a los mismos requiere saber previamente, aun en líneas generales, 
cómo se van a diseñar, la cuantía y el destino de las diferentes partidas, y si 
se ajustan a las directrices emanadas de la UE. Es lo mínimo que se debe exigir 
al Gobierno, cuyo presidente inicia mañana la ronda de contactos con los 
diferentes partidos, aunque con PNV y Ciudadanos parece que ya ha tenido sus 
escarceos. Posiblemente salgan adelante en su debate parlamentario. Si el 
proyecto es aprobado con el no o la abstención del PP, Sánchez y sus corifeos se 
ensañarán con Casado, presentándolo como el máximo exponente de la España que  “ 
no quiere “ y hurgando más en las discrepancias del centro y la derecha. Para 
patriota y chulo, Sánchez. Lo primero no se le nota, y de lo segundo va sobrado. 
Apela a la unidad, pero sigue la máxima: “ Divide y vencerás “. 
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