La violencia verbal, repleta
de insultos y descalificaciones,
protagonizada en los embates
políticos, sea en las Instituciones
o en otros foros y ocasiones,
sobrepasa la
contienda normal
entre los de
ideología dispar,
sin descartar las sobreactuaciones.
La virulencia induce a sospechar
que “ sopas y estimulantes “
refuerzan el vigor de muchos
parlantes.
Otros, para soportar la agresividad
y no girar en la rueda airada,
recurren a los calmantes.
“ Con estos mimbres, este cesto “;
hágase a mano descubierta o con
guantes.
No hay más. Con ello hay que cargar.
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