El farolero Trump recibió con aplausos
a Putin en Alaska, poniéndole
alfombra
roja al bajar
del avión.
Boato ante el ex espía de la KGB;
amenazas aparcadas al dictador comunista,
invasor de Ucrania y criminal de
guerra.
La reunión entre ambos fue un paripé
pactado; saliendo Putin reforzado,
el prestigio de Trump mermado, y
Zelenski, aunque se lo temía, defraudado.
Como para fiarse del norteamericano,
con sus ínfulas de grandeza y fama de
mediador.
Los mercaderes
van a su negocio; cuando
menos se espera, te dejan en la
estacada.
No por ello, el ruso, ni de lejos, es mejor
opción;
no crece la hierba por donde pisa,
ni repara en medios en su afán expansionista.
De él se puede decir : “ De casta le viene al
galgo “;
del “ pedigrí “ comunista hay que pasar de
largo.
Pese a todo, con Ucrania hay que
estar.
La UE y la OTAN no deben abandonarla a su
suerte,
aunque el paraguas USA tenga agujeros o se
cierre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario