5 años hace este Agosto
que Don Juan Carlos fue
“ invitado “ a exiliarse de España.
Se instaló en Abu Dabi y, en
contadas ocasiones, el emérito Rey
ha regresado, por pocos días, al país
en el que reinó y del que fue Jefe de Estado.
Quien tanto hizo para traer la Democracia,
despojándose de los poderes
absolutos,
heredados de Franco, paró el “ golpe “ del 23-F
y adquirió prestigio internacional,
es ahora un anciano enfermo y
físicamente mermado que, por no
poder caminar, lo llevan sentado
en un carrito para minusválidos.
No se le reconocen ni agradecen
los grandes servicio prestados,
las inversiones, venidas de fuera
ni,
tampoco y por su mediación, la
pujanza
y el relieve de nuestras empresas
en el extranjero.
Sólo se destacan sus pasados “ líos de
faldas”
y los caudales acumulados. Pero los
“ tiros se disparan “ a larga
distancia:
van dirigidos contra la Institución
monárquica.
Accedan a sus deseos de instalarse aquí y,
cuando
le llegue la hora, morir en España.
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