Los enemigos los tenemos en casa,
no los busquemos en el extranjero.
Si españoles, a su Patria
traicioneros.
Si foráneos desagradecidos,
“ Caballo de Troya “ permitido.
A unos y otros se les ve el plumero;
campan a sus anchas,
no se les cortan las alas.
Si se les lleva la contraria,
te llaman racista y facha,
cargando con el sambenito
y el injusto descrédito.
En conflictos internacionales,
hay que ser precavidos
sobre la postura a tomar;
si disientes de la oficial,
dígala Albares o sus ramales,
¡ menudo lío te pueden armar !
Cada cual, acertada o equivocada,
defiende su verdad; sobre ella,
salvo prueba en contrario,
no nos van a apear.
No hace falta ir a Salamanca,
para otear lo que ocurre,
la realidad presente y la
que nos sobrevivirá.
¡ Madrecita, Madrecita,
luminosa guía en el mar,
endereza el rumbo de la barca;
va a la deriva y podemos naufragar !
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