jueves, 21 de abril de 2011

ACAECIÓ UN JUEVES SANTO

 

Fue en un Jueves Santo, tal día como hoy, hace algunos años. Finalizada la misa procedió el oficiante a llevar la consagrada Hostia hasta el Trono, hermosamente engalanado, en donde iba a depositar al Altísimo para su adoración. Durante el  majestuoso y corto recorrido entre los fieles, que se arrodillaban al paso,  olor a incienso y canto del “Tantum ergo” en solemne versión especialmente conmovedora.

En un rincón, como intentando pasar desapercibido un joven, treintañero y bien parecido, mostraba signos evidentes de ser presa de emoción que a duras penas podía disimular.La tez pálida, floja voz entrecortada, mirada fija hacia el Santísimo seguida de un cerrar de ojos como intentando contener el reguerillo de lágrimas que descendían hasta las comisuras de sus labios.

Finalizado el acto tomó asiento en uno de los bancos frente al Trono, inclinó la cabeza, veló su cara con las manos en señal de concentrada meditación , reflexión o simplemente para reponerse  y así permaneció durante un largo rato.

Todo lo observó el sacristán en quien la curiosidad pudo a la devoción, según nos relataría al cabo de un año tras conocerle  al coincidir en el banquete de una boda y hablar de lo divino y humano.

Intrigados le preguntamos quién era aquel joven y algún interrogante más,limitándose a responder: fue la primera y única vez que lo vio y que al salir de la Iglesia le abordó para interesarse por si se encontraba bien o necesitaba algo, contestando, como avergonzado porque alguien hubiera reparado en él, que era forastero,de pequeño fue monaguillo y, ya crecidito, corrió mundo,abandonó prácticas religiosas pecando en demasiadas cosas. De paso por la ciudad , sin saber porqué se le ocurrió entrar en la Iglesia y lo que allí vio, ceremonial y cántico, le retrotrajo  a sus olvidados tiempos de monaguillo, sin sospechar pudieran pasarle las emociones que percibió y el porqué.

Tampoco sabemos el porqué, pero esta tarde de Jueves Santo nos vino a la memoria lo que aquel sacristán nos relató sobre el misterioso joven y así ha quedado reflejado.

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