Lo que hay detrás de la puesta en libertad del etarra Troitiño , con precedentes y lo que falta por venir, lo deben saber a ciencia cierta unos cuantos; posiblemente más de lo imaginable por eso de que un secreto deja de serlo cuando es conocido por dos personas. El resto , en base a motivos diferentes aunque a veces pueden coincidir, huelen el guiso en cocción y verdadero propósito por lógica deducción a la vista de hechos previos ya constatados y difundidos.
Cansa tanta farsa, desviación de responsabilidades y señuelos lanzados para negar, o disimular, lo percibido como evidente. Los brazos subterráneos del poder son alargados y potentes, como lo son las raíces de los chopos. Pocos quedan a salvo de quedar atrapados por ellos y hay quienes se dejan acariciar para no acabar estrangulados.
Como nos creen tontos nos hinchan a mentiras y medias verdades, olvidando que, como dijo alguien,: “muchas veces en la vida hay que hacerse el tonto, precisamente por no serlo”. Que no nos hagan “ comulgar con ruedas de molino”.
Si los jueces no son torpes, ni los servicios de información y espionaje ineptos, por conocer todos bien el oficio, ¿ a santo de qué tanta pueril e increíble explicación oficial?. Mucho se tiene que torcer la cosa para que el potaje, de larga elaboración, no sea servido en la mesa. A algunos les sabrá a gloria, a muchos más les entran náuseas con tan solo olerlo.
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